miércoles, 15 de febrero de 2017

LORENZO MANZANO DE LEÓN: LOS PRIMEROS TIEMPOS DEL APELLIDO MANZANO EN FUERTEVENTURA

LOLA GARCÍA CABRERA
Alguien no muere hasta que no se le olvida.
Proverbio africano

1. INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, personas, familias y apellidos han aparecido y desaparecido de una determinada zona, sucesos generalmente ligados a una conquista, a la economía y al desarrollo, al colonialismo o bien a la influencia que un país ha propiciado para la entrada y salida de estas personas y sus apellidos dentro de sus regiones.
Entre los apellidos existentes en Fuerteventura, aún hoy se encuentra uno de los que llegó procedente de la isla de El Hierro, MANZANO; poco se sabe del origen de este apellido, pues hay diversos genealogistas que afirman que surgió en Castilla durante los primeros tiempos de la Reconquista y otros que le dan un origen cántabro; lo indiscutible es que, en este caso, tras el apellido “Manzano” figuraba la preposición “de” y el topónimo “León”, lo que hace pensar que sus orígenes pudieran proceder de dicho lugar. Pese a ello, no podemos concluir que esta afirmación sea cierta, pero sí es posible que el primero que lo llevara en la isla, lo pudiera haber heredado de antepasados suyos que, en su momento, se trasladaran desde su lugar de residencia; lo que, en cualquiera de los dos supuestos expresados, era perfectamente lógico “…ya que en un mundo de recién llegados, donde todos acababan de conocerse y comenzaban a establecerse relaciones de vecindad, el uso del apellido toponímico era un elemento de identificación personal absolutamente necesario[1].
Tampoco se sabe quién o quiénes fueron los primeros que llegaron a la isla de El Hierro con ese apellido, ni en qué circunstancias o con qué motivo lo hicieron, pues los incendios fortuitos, la humedad, y a veces la negligencia del personal responsable de la conservación y la custodia de los libros y archivos o bien de aquellos que accedían a los mismos, han dado como resultado la pérdida para siempre de gran parte de la historia local, al desaparecer la documentación relativa a la primera fase de la colonización de la isla, los acuerdos del Cabildo, libros de repartimientos, protocolos notariales, libros sacramentales y mucha otra documentación parroquial. Pese a todo, entre los archivos más antiguos hubo documentación eclesiástica que pudo salvarse del pasto de las llamas, como así sucedió con los libros de matrimonio de la etapa comprendida de 1625 a 1720, de los que, afortunadamente, hemos podido obtener algunos datos para intentar esclarecer o, al menos, aproximarnos en lo posible a los escasos acontecimientos que conocemos del apellido MANZANO en la isla herreña.
El tema que paso a tratar, como es de esperar, no es resultado de una elección casual, sino que a lo largo del tiempo que he dedicado al estudio de mis antepasados, y tras haber podido realizar varias visitas a la isla, es fruto de haber accedido a cierto material documental donde en un determinado momento histórico, el linaje del primer portador del apellido MANZANO, se ve envuelto en unos sucesos ciertamente interesantes.
En las presentes líneas se pretenden recoger la introducción del apellido MANZANO en la isla de Fuerteventura, así como los sucesos a los que se encuentran inexorablemente ligados, en la medida que han permitido las limitaciones tanto del espacio del presente escrito como del acceso a las diferentes fuentes, en especial la consulta de los archivos sitos en las Islas Canarias.
 
2. EL APELLIDO MANZANO
Remontándonos al siglo XV de nuestra historia, aparece un personaje llamado Juan Machín de Arteaga, Caballero vizcaíno, Capitán y experto navegante, conocedor de las costas inglesas, del golfo de Vizcaya, desde la isla de Madera a Fez y el archipiélago de las Canarias.
Colaboró con Hernán Peraza “el viejo”, en la ocupación efectiva de las islas de La Gomera y de El Hierro. En el año de 1447 llegó con dos naves a esta última isla, donde capturó a Nissa, una de las hijas del Rey indígena de la isla, llamado Ossinissa. Con ella tuvo tres hijas, una de las cuales, llamada Clara, con el tiempo contraería matrimonio con Alonso Magdaleno, poblador y conquistador de esta isla, con la que tuvo amplia descendencia.
Una de sus hijas fue Justa Alonso, que contrajo matrimonio con N. Chamorra[2], ausentándose éste pronto de la isla y acosada por el Conde de La Gomera, Guillén Peraza de Ayala, con quien tuvo al capitán don Nicolás Santiago Peraza de Ayala, siendo éste reconocido y nombrado en el testamento del Conde, haciéndole partícipe de su herencia.
Justa Alonso casó más tarde con Juan Fuentes; entre otros hijos tuvieron a Catalina Octavia de Fuentes, que contraería nupcias con el Regidor Gonzalo Báez. Justa Alonso, ya viuda, el 17 de octubre de 1574 dotó a Gonzalo Báez para tal casamiento, ante el escribano Pedro Fernández de Morales, de esta unión nacerían entre otros Catalina Báez, que casaría con Juan Perdigón, naciendo entre sus vástagos Ana Báez de Fuentes[3], esposa del capitán don Juan Manzano de León y Bravo[4].
I. Don Juan Manzano de León y Bravo, nacido en la isla de El Hierro durante el primer tercio del Siglo XVII, hijo de don Ginés González y de doña Catalina Gómez. Casó dos veces; la primera, el 24 de noviembre de 1640 con doña Ana Báez de Fuentes[5], hija de don Juan Perdigón y de doña Catalina Báez y descendiente por línea materna del Rey bimbache de la isla de El Hierro, Ossinissa. Celebró segundas nupcias, el 25 de septiembre de 1651 con doña Beatriz Sánchez[6], hija de don Alonso Sánchez y de doña María Díaz Pérez; ambos enlaces tuvieron lugar en la referida isla. Tuvo tierras en el Monacal, junto a la antigua ermita de San Pedro, hoy iglesia parroquial de dicha villa.
De su primer matrimonio nacieron:
1. Doña María Manzano de León y Bravo, que sigue.
2. Don Juan Manzano de León, llamado como su padre, que fue bautizado en 1643 en Valverde, en la parroquia matriz de la isla.
3. Don Gaspar Manzano de León y Bravo, bautizado en la misma parroquia que el anterior en 1645.
4. Don Clemente Manzano de León y Báez, nacido también en la isla de El Hierro y bautizado en 1646 en su iglesia matriz.
5. Don Juan Manzano de León, llamado como el segundo de sus hermanos y bautizado en la misma iglesia parroquial que todos ellos, en el año 1648[7].
De su segundo matrimonio, nació una úni ca hija:
1. Doña Ana Sánchez y León, que casó el 18 de junio de 1673, con don Bartolomé Fleitas y Acosta[8], quien fue dotado para tal fin por el padre de ésta, ante el escribano de la isla, don Gonzalo Padrón de Arteaga, el 14 de julio de 1673[9].

II. Doña María Manzano de León nació y fue bautizada en 1641 en la isla de El Hierro, en su iglesia matriz[10], en la que más tarde, el 3 de junio de 1664, contraería nupcias con el también vecino de la isla don Mateo Pérez de León y Brito[11], nacido en 1627 e hijo de don Juan Pérez y doña María Márquez y Brito[12].
De estas nupcias nacieron los siguientes hijos[13] :
1. Doña María Márquez, que casó con don Bernabé Hernández.
2. Doña Brígida del Jesús Pérez Manzano, que no casó ni tuvo descendencia[14] .
3. Don Lorenzo Manzano de León, progenitor de la más extensa familia de su apellido,
como seguidamente veremos.
4. Don Juan Manzano de León.
5. Doña Ana de los Reyes Pérez Manzano, cuyas vicisitudes, al igual que las del anterior, nos son descocidas, y
6. Otro don Juan Manzano de León, cuyo matrimonio y descendencia quedará reflejado más adelante.

III. Don Lorenzo Manzano de León, Teniente Capitán, protagonista principal de nuestro relato, llegó a la isla de Fuerteventura a comienzos de la última década del siglo XVII y junto con su hermano, don Juan Manzano de León, ya citado, no sólo introdujeron sangre nueva en esta isla, sino que, en la misma, fueron el tronco indubitable del apellido que nos ocupa, MANZANO. En dicha isla contrajo nupcias en tres ocasiones, la primera, con la vecina del pago de Agua de Bueyes, doña Florencia Ruiz Cabrera, hija de don Blas Hernández Sanabria y de doña María Cabrera, descendiente por línea materna de Teguise, Princesa que fue de Lanzarote[15]. El enlace se celebró en la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, el día 20 de febrero de 1692[16]. El matrimonio se estableció en el pago de Agua de Bueyes, lugar de nacimiento y residencia de la esposa, dedicándose a las labranzas de las tierras que paulatinamente fue adquiriendo. En dicho lugar les nacerían a los esposos los hijos que a continuación citamos, protagonistas así mismo de una descendencia con un importante grado de endogamia, generada por los continuos casamientos entre sus descendientes:
1. Doña María Manzano Ruiz, hija primogénita del matrimonio, fue bautizada en la iglesia parroquial de Santa María de Betancuria, el 1 de marzo de 1693[17], en la que contrajo matrimonio el 2 de octubre de 1713, con el Capitán don Sebastián Sánchez, hijo de don Blas Sánchez y doña Isabel Hernández; siendo dispensados del tercer grado de consanguinidad, por don Lorenzo Bernardo Pereira de O´Campo, Venerable Beneficiado de la parroquia de Los Remedios de la ciudad de La Laguna[18].
2. Don Juan Manzano Ruiz, bautizado en la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción el 8 de octubre de 1695[19]. Casó el 12 de octubre de 1727 en Casillas de Morales, Fuerteventura, con la vecina de dicho lugar, doña María de Regla, hija de don Juan de Diepa Pérez y doña María de Regla[20].
3. Doña Mariana Ruiz, casada con don Pedro Alejandro[21].
4. Don José Manzano Ruiz, casado en Tiscamanita, Fuerteventura, el 20 de febrero de 1735, con doña Inés Cerdeña, hija de don Diego Cabrera Cerdeña y doña Ana Perdomo Francesa, todos vecinos y naturales de Tiscamanita, a excepción de don José, que lo era de Agua de Bueyes[22].
5. Doña Catalina de Cabrera Manzano, que casó en la Iglesia parroquial de Betancuria el 25 de febrero de 1725, con don Diego Pérez, hijo, cómo la anterior, de don Juan de Diepa Pérez y de doña María de Regla Ruiz[23].
6. Don José Manzano, que murió en edad pupilar[24].
Doña Florencia falleció, sin testar, en el mes de junio de 1710, recibiendo sepultura cristiana el día 11 de dicho mes en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de Betancuria, en sepultura propia. Como indicio del nivel económico y social en que se desenvolvía el matrimonio, es de destacar que el funeral se celebró con gran pompa y ornato, con una misa cantada, concelebrada por cinco sacerdotes, además de otras misas rezadas que tuvieron lugar en los días sucesivos, también al cumplir el mes, igualmente cantada y concelebrada por el mismo número de clérigos, y como era costumbre, otra misa cada año en fechas próximas a la onomástica del fallecimiento. Una de estas celebraciones se hizo a instancias de la Cofradía del Rosario, Hermandad a la que perteneció la finada[25].
Proseguía la vida y don Lorenzo residiendo en el mismo lugar, donde al poco tiempo se sintió atraído por doña Juana Cabrera, sobrina de su difunta esposa, la cual había nacido el 12 de mayo de 1687 en el referido pago de Agua de Bueyes[26]; hija de don Manuel Escalante y doña María Ruiz, hermana de la difunta, con la que más tarde contraería matrimonio, no sin antes tener que pasar por una interminable espera, al haber roto los futuros contrayentes una de las reglas eclesiásticas para poder llevar a buen término el citado sacramento.
Al hallarse emparentados en segundo grado de afinidad, el 4 de noviembre de 1710, seis meses después del fallecimiento de doña Florencia, solicitan dispensa matrimonial. En el expediente abierto al efecto para su concesión[27], los interesados exponen:
Nosotros nos hemos comunicado juntos, entrando el uno en la casa del otro y el otro en la casa del uno con mucha frecuencia y no con el ánimo de por este medio conseguir la dispensación que pretendemos de la cual frecuencia de entradas y salidas en dichas casas ha resultado grave nota y escándalo en dicho lugar…
La declaración de los testigos presentados en el citado expediente, finaliza el 17 del mismo mes; en ellas reproducen lo que los solicitantes ya han manifestado y añaden:
que la dicha Juana de Cabrera quedaría difamada e imposibilitada para contraer matrimonio con otra persona […]; estando emparentada con todo el pueblo.
Se da por finalizado el asunto, cerrándose así:
En Canarias en 9 de diciembre de 1710 el Sr. Precursor y Vicario general de este obispado en vista de esta información digo que se despache a los susodichos testimoniales en forma y como se acostumbra para que con ellas concurran ante su Santidad a pedir lo que les convenga y así lo prevengo y firmo.
No fue hasta el 20 de julio de 1714 cuando se recibe Auto de dispensa, con el que por fin podrían llevar a término el matrimonio[28]. Se iniciaba de esta forma:
Nos Don Juan Carbajal y Zambrana Arcediano de Canarias en esta Iglesia Catedral. Juez Apostólico del Tribunal de la Santa Cruzada Precursor y Vicario general de este obispado, sede vacante en esta isla = otrosi Juez Apostólico Ejecutor que somos de estas bulas y letras apostólicas de dispensación de Nuestro Muy Santo Padre Clemente por la divina providencia Papa undécimo expedidas a favor de Lorenzo Manzano y Juana Cabrera vecinos de la isla de Fuerteventura para poder contraer matrimonio por ser parientes.
En estos casi cuatro años no hubo bula ni ningún otro documento eclesiástico de dispensa, además los texto consultados parecen indicar que antes de la solicitud de los contrayentes, doña Juana se encontraba encinta, pudiendo en el periodo que siguió, o incluso con anterioridad a éste, nacer un hijo; siendo posible la circunstancia de que fuesen varios, y no solamente uno, los hijos nacidos, como así se desprende del propio instrumento ejecutorio al decir:
…declarando como juntos declaran los hijos que tuvieron y hemos servido declararles por legítimos y de legítimo matrimonio…
Continúa el Auto disponiendo las sanciones que deben cumplir:
…y condenar y condeno a los susodichos que en un domingo o día de fiesta de guardar, en la misa mayor de la Iglesia de esta isla de Fuerteventura asidos ambos junto a las gradas del altar mayor estando el dicho Lorenzo Manzano sin capa ni sombrero y con una vela encendida en las manos y la dicha Juana Cabrera caído el manto sobre los hombros con otra vela encendida que llevará en la mano lo cual se le impone en penitencia pública para que los demás no se atrevan a cometer semejante delito y acabada la misa mayor […] les imponía e impuso a dichos contrayentes por penitencia saludable el que por tiempo y espaciode un año confesasen y comulgasen al menos por una vez en cada mes y que rezasen cada uno por dicho término en cada día un tercio del Rosario ambos para que ofrezcan por de su fraxio a las benditas almas del purgatorio y que además de lo referido la dicha Juana Cabrera se ocupe todos los sábados del dicho año de barrer la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe que está en el lugar de Agua de Bueyes y lave también la ropa tocante a dicha Ermita y el dicho Lorenzo se ocupe también por dicho término en tocar la campana de dicha Ermita todos los días…
Concluye el documento indicando el lugar, la fecha y firma de quienes lo expiden:
Dado en Lanzarote en veinte de julio de mil setecientos y catorce y en virtud = por el delito cometido.
Don Juan Carvajal y Zambrana y Don Pedro Cabrera, mayor Apóstol.
Es de esta forma como la iglesia zanja el asunto de conciencia de los contrayentes y, aún sin cumplir completamente la penitencia impuesta, se unen en matrimonio:
Casé y velé a los contenidos en este despacho habiendo precedido (falta un trozo), a los contrayentes de la penitencia saludable y prometieron cumplirla en la misma forma que les mando, a lo que fueron testigos los Ministros de la Iglesia Parroquial de Santa María de Betancuria, isla de Fuerteventura en donde los casé y velé en ocho de agosto de mil setecientos y catorce años en cuya conformidad lo firmo, Esteban González de Socueba[29].
De esta relación y posterior enlace matrimonial nacieron varios hijos, de algunos no consta registrado bautismo en los libros sacramentales que hubieran correspondido; los motivos pudieron ser varios, el haberse realizado las inscripciones fuera de plazo y, por tanto, en libro distinto al que en la fecha hubiese correspondido, o por razones de deterioro, dado que existen inscripciones que no pueden leerse, debido al daño causado a algunas páginas por la humedad o por el traspaso de tintas, cuyas zonas más afectadas han quemado literalmente el papel.
De ambos fueron hijos:
1. Doña Florencia Ruiz, llamada como su tía y primera esposa de don Lorenzo, nacida el 8 de mayo de 1715 en el pago de Agua de Bueyes y bautizada el día 12 de siguiente en Betancuria, en la iglesia matriz de la isla[30]. Se casó en la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, en el citado pago de Agua de Bueyes, en Fuerteventura, el 4 de octubre de 1735,con don Antonio Pérez Sanabria, hijo del Teniente Capitán don Antonio Pérez Sanabria y doña Catalina de Sosa[31].
2. Don Manuel Manzano,que casó en la expresada ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, el 11 de noviembre de 1743, con doña Josefa Cabrera, hija de don Juan Alonso Hernández y doña Catalina Cabrera[32].
3. Doña María Josefa Cabrera Escalante, que casó en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 5 de octubre de 1744, con don José Cabrera Aguilar, viudo de doña María Delgada Cabrera y Henríquez y también de doña Margarita Cabrera, e hijo de don Antonio Pérez Aguilar y doña María Cabrera[33].
4. Don Blas Manzano, nacido en el pago de Agua de Bueyes el 2 de febrero de 1721 y bautizado en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, día 8 de dicho mes y año[34]; contrayendo nupcias en dicha iglesia, el 21 de agosto de 1745, con doña Ana Cabrera Perdomo, también hija de los citados, don Juan Alonso Hernández y doña Catalina Cabrera[35].
El nacimiento de su último hijo coincidiría con el inicio de la mayor etapa de hambre conocida en Fuerteventura, como consecuencia de la escasez de granos debida a la sequía que había provocado la falta de lluvias. En 1720 la cosecha fue escasa y durante los siguientes años, de 1721 a 1723, prácticamente nula, originando la salida masiva de personas de la isla para buscar sustento, aquellas que se quedaron lo hicieron pasando penurias. En el expresado período, diversos acuerdos del Cabildo darían buena cuenta de ello, llegándose incluso, en el año 1721, a decretar el secuestro del Arca de Quintos (impuesto percibido por los Señores de la isla que desde un pleito iniciado en 1686 se hallaba intervenido por la Audiencia), saliendo de la isla y pasando a disposición de la Audiencia y del Capitán General, para que éste enviase granos por su importe. Los que recibiesen ayuda, debían prestar fianza para su devolución y aquellos que no pudiesen por no tener ningún bien serían asistidos diariamente con lo imprescindible para ser
alimentados[36].
La felicidad del matrimonio no sólo se vería truncada por tan importante acontecimiento, pues además, el día 13 de abril de 1722, no habiendo transcurrido todavía ocho años desde el enlace entre don Lorenzo y doña Juana, ésta recibiría sepultara cristiana en la iglesia de Santa María de Betancuria, cuando aún no había cumplido los 35 años de edad. Sin lugar a dudas la hambruna precipitó dicho evento. Doña Juana falleció sin testar y como había ocurrido con doña Florencia, la ceremonia de entierro y oficios de honras fueron de gran similitud[37].
Aunque con todos los hijos del matrimonio aún pequeños; el último con poco más de un
año, don Lorenzo no pensó de momento en contraer nuevas nupcias y durante unos años permaneció en estado de viudedad. Despejado ya el fantasma de la hambruna, sobre el año 1725, como consecuencia de una acrecentada y sólida amistad que por motivos familiares ya tenía, cambia de opinión y se compromete con doña María Candelaria, sobrina carnal de su fallecida esposa doña Juana y también sobrina nieta carnal de doña Florencia, su primera mujer; circunstancia que originaba un parentesco entre los dos, de segundo con cuarto y de tercero con cuarto grado, ambos de afinidad, lo cual traía como consecuencia el volver a verse inmerso en un nuevo procedimiento eclesiástico para la obtención de la correspondiente dispensa matrimonial. Con la lección ya aprendida, en esta ocasión se impuso el sentido común y, sin precipitaciones, ajustaron sus conductas conforme a las normas morales y de la iglesia, lo cual condujo a que los trámites pertinentes fueran mucho más ágiles y, muy pronto, la dispensa sería concedida por Auto del Obispo de Canarias, don Félix de Bernuy Zapata y Mendoza, en Santa Cruz de Tenerife, el 21 de marzo de 1726[38].
Doña María Candelaria, hija de don Juan de Cejas y de doña Luisa de Armas, radicados en el pago de Agua de Bueyes, fue llevada a la pila bautismal de la iglesia matriz de la isla, el 22 de febrero de 1694[39]. Su ceremonia matrimonial con don Lorenzo tuvo lugar en la misma iglesia, en el mes de abril de 1726[40].
Cuatro hijos alcanzó don Lorenzo en éste último matrimonio, a saber:
1. Don Antonio Manzano, bautizado en la iglesia parroquial de Santa María de Betancuria el 14 de marzo de 1728[41].
2. Don Juan Manzano[42].
3. Doña Juana Manzano, bautizada el día 25 de agosto de 1730, en la misma iglesia que sus hermanos, último vástago de don Lorenzo[43].
4. Doña Luisa Manzano[44].
Retrocediendo ahora unos años, y situándonos páginas atrás, retomamos al más joven de los hermanos de don Lorenzo, don Juan Manzano de León; éste, bien cuando lo hizo su hermano o años más tarde, llegó a la isla de Fuerteventura, avecindándose también en el pago de Agua de Bueyes, donde más tarde contraería nupcias con doña Ana Cabrera, hija de don Lucas de Bethencourt y doña María Cabrera, naturales y vecinos del expresado lugar. El matrimonio, que tuvo lugar el día 3 de agosto de 1716, fue celebrado, como era habitual en la época, en la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción de la isla[45].
Aunque podíamos volver a insistir destacando la importancia que tendría esta nueva aportación sanguínea en una isla donde la endogamia se encontraba altamente extendida en la mayoría de las familias, como sucedía en los ascendientes de su propia esposa, sin embargo no vamos a hacerlo, pues desde muy temprano algunos de sus hijos, como tendremos ocasión de ver, y muchos de sus descendientes, continuarían con los matrimonios entre parientes.
Estos casamientos endogámicos, realizados dentro del círculo de familiares próximos hasta el cuarto grado de consanguinidad o afinidad, acarreaba, como ya hemos visto, el tener que solicitar a la iglesia la oportuna dispensa que, además de la tardanza, causaba unos gastos extraordinarios. Desconocemos si los concernientes a la isla de Fuerteventura eran debidos a lo que, ya en la edad moderna, se ha dado en llamar la estrechez del lugar, o se trataba de una endogamia elegida, para que el patrimonio conseguido en generaciones no saliese del grupo familiar[46].
Sus hijos, coetáneos con los nacidos en el segundo enlace de don Lorenzo, fueron los siguientes:
1. Don Mateo Manzano, bautizado en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 14 de febrero de 1719[47].
2. Don Juan Manzano Cabrera, bautizado en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 3 de octubre de 1721[48], que casó con su sobrina doña Sebastiana Cabrera, hija de don Diego Pérez y doña Catalina Cabrera Manzano; ésta, como expusimos
en su momento, hija del primer matrimonio de don Lorenzo[49].
3. Doña Florencia Ruiz, que casó con su sobrino don Lorenzo Pérez, hijo como el anterior, de don Diego Pérez y doña Catalina Cabrera Manzano[50].
4. Don Francisco Manzano que casó en el año 1766, con doña Andrea Cabrera, hija de don Felipe López de Vera y de doña María Umpiérrez[51].
5. Doña Paula Manzano, nacida en Agua de Bueyes el 10 de febrero de 1727 y bautizada seis días más tarde, en la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria[52].
Pero, por el inesperado giro de los acontecimientos, aún le quedaban por vivir a nuestro protagonista, familiares y convecinos, un interesante y peligroso episodio en sus vidas.

3. UN DETERMINADO MOMENTO HISTÓRICO
En el año 1739 las rivalidades coloniales entre Inglaterra y España concluyeron en una guerra declarada por la primera, que se presentaba como una contienda naval. Al siguiente año, 1740, naves corsarias inglesas comenzaban a navegar junto a las aguas costeras del archipiélago canario con el objetivo de apresar a barcos españoles que, durante su viaje hacia las indias, debían pasar entre las islas para refugiarse de los vientos y de paso apresar a embarcaciones de la flota canaria, pequeñas y mal armadas, con las que era fácil tropezarse por su navegación interinsular o ancladas junto a los puertos; naves que, con absoluto desprecio a los principios regulados en el derecho internacional, vendían junto con sus cargas, en Funchal, puerto de la isla de la Madera. Pero no contentos con tal actividad, el ansia de aumentar sus riquezas hizo que los corsarios se interesasen por las pétreas y sedientas tierras de Fuerteventura, carentes de ningún tipo de defensa; sus habitantes y milicias, desprovistos de armas de fuego, muy diferente a los pertrechos del enemigo invasor.
Después de sus tropelías en diversos barcos isleños indefensos, el día 12 de octubre de aquel año, una embarcación corsaria fondeó en Gran Tarajal, y ya anochecido desembarcaron 53 hombres fuertemente armados, adentrándose en la isla, aunque con total desconocimiento del terreno, llegaron a Casilla Blanca, pequeño núcleo de viviendas diseminadas, a unos tres kilómetros al sur de Tuineje, desde donde obligaron a varios de sus moradores a que les condujesen a donde residían las personas con más poder, tanto civil como económico. Mientras, otros vecinos salieron a prisa acortando terreno, dando aviso de lo ocurrido; transmitiéndose el hecho de unos a otros. La noticia fue puesta en conocimiento del Gobernador Sánchez Umpiérrez, máxima autoridad militar en la isla, en Agua de Bueyes tuvieron conocimiento de la misma al amanecer, cuando su portador, Pedro de Liría, así lo hizo saber al teniente Capitán de la compañía del lugar, Lorenzo Manzano, quien pasaba de los 70 años de edad.
Foto: Canarias7
Los vecinos fueron formando pequeños grupos en sus respectivas localidades, que iban aumentando paulatinamente al encontrarse con otros conforme avanzaban hacia Tuineje.
Los ingleses tras llegar a dicho lugar, donde ya sus habitantes a campana tañida tocaban a rebato, comenzaron a desvalijar algunas viviendas y a hacer varios prisioneros, dirigiéndose luego a la iglesia, donde procedieron a su expolio. Observando los invasores como a las afueras del pueblo se concentraban grupos de nativos, desconcertados y pensando que era absurdo morir por empecinamiento, partieron de regreso a Gran Tarajal en busca de su barco, formados en columna y llevando consigo el botín y siete prisioneros. Los isleños dándose prisa, se pusieron a la misma altura, marchando a cierta distancia en paralelo a la izquierda del enemigo, en columna de a dos.
Aunque bien pertrechados en armamento, frente a los majoreros que sólo portaban palos, chuzos y rozaderas, no las debieron tener del todo claras y enviaron a uno de los prisioneros a comunicar a Sánchez Umpiérrez que les dejasen paso libre hasta el barco, a cambio de soltar a todos los apresados.
A pesar de nuevos intentos para llegar a un acuerdo, no lo hubo, y los majoreros se adelantaron cortando el paso hacia Gran Tarajal. Tropezando con esta resistencia imprevista se prolongaba la retirada, lo que hizo que el enemigo cambiara su rumbo y tomara posiciones más ventajosas para derrotarlos con celeridad y llegar pronto a su embarcación. Los ingleses, ascendiendo a una zona elevada del terreno, cerca de las casas del Cuchillete, prepararon la defensa, pero de inmediato fueron cercados por los majoreros, quienes en repecho ventajoso pusieron ante sí, para que sirviera de resguardo, los camellos que habían ido recogiendo por el camino, conforme a las órdenes que había dado el Teniente Coronel Sánchez Umpiérrez. Tras iniciar un avance rápido hacia los ingleses, éstos abrieron fuego, pero fueron los camellos quienes nada más asomar por la cima recibían el impacto de las balas.
Antes de que pudieran cargar sus armas, los majoreros se lanzaron contra ellos y, sus palos, chuzos y rozaderas, para esta contienda cuerpo a cuerpo, resultaron mucho más eficaces que las armas de fuego. Tras aproximadamente dos horas y media de combate, vencieron a sus rivales, entre los que contaron un número de 22 muertos y 31 prisioneros que posteriormente fueron trasladados a Santa Cruz de Tenerife. En cuanto a las bajas de los canarios, consistieron en tres muertos y quince heridos, de los cuales tres, lo fueron de gravedad[53].
A requerimiento del Alcalde Mayor y Juez Ordinario de la isla, don Juan Mateo Cayetano de Cabrera, por el escribano público Juan Cabrera Vetancurt se levantaron actas con las declaraciones de los vecinos que se estimaron conveniente para el esclarecimiento y constancia del ataque inglés a la isla; éstas se llevarían a cabo durante algunos días de ese mismo mes y del siguiente. Uno de los testigos presenciales fue José Manzano, hijo del primer matrimonio de don Lorenzo. Por la claridad de sus manifestaciones, realizadas el 14 de noviembre del referido año, mediante declaración en Acta recogida por el citado escribano, reproducimos lo que sigue:
Al margen: Testigo. Joseph Mansano.
El luego yncontinenti, dicho día, mes y año dicho, para dicha ynformación, se presentó Joseph Mansano, vesino de Agua de Bueies, digo de Tiscamanita, […] dijo que lo que saue es que el día trese de octubre prosimo mes passado, ya de día, llegó cassa del theniente capitán don Lorenzo Mansano, que lo es de la Compañía de Agua de Bueies, padre del testigo, Pedro de Liria, diciendo cómo los yngleses estaban en Tuinege. y que la más de la jente del dicho lugar de Tiscamanita donde el testigo viue, auía ya marchado, con cuia noticia el testigo y Joseph Cabrera, vesino de dicho lugar, caminaron en alcanze de dicha jente y los alcanzaron antes de llegar a los Tarajales de Catarina García, donde así mismo estaba el señor theniente coronel don Joseph Sánchez Vmpierres, gouernador de las armas destaysla, y otros vesinos de Tuinege y la Florida, con quienes se yncorporaron y fueron a la estera del enemigo, de parte de quien se embiaron algunos recados a dicho señor gouernador con los pricioneros que llebaban, sobre que se les diese el paso libre sin vatalla; con cuias respuestas que dicho señor daba por entretenerlos, auer si se rejasía más jente, los fue entreteniendo hasta llegar más allá de los Cuchilletes de la Ventosilla. Que viendo dicho señor gouernador que no paresíajente y que el enemigo se ia (sic) asercando a la playa de Gran Tarajal, donde tenía su embarcación; consultó con sus cauos principales y soldados dar el abanze al enemigo, teniendo el maior riesgo de ir a darlo donde les pudiese acañoniar su embarcación, y dando sus órdenes y cogiendo la delantera al enemigo, quien se auía apropiado de lo alto de una montañeta, y puéstose en planta de riña, sin reparo de la poca jente que llebaba, con sólo las armas de palos, chusos y algunas rosaderas, y que el enemigo, cuiaesquadra se componía de sinquenta y más hombres, ian (sic) armados de escopetas, pistolas, chafalotes [...] y atrincherándose de unas reses camellares que llebaban, dio dicho señor gouernador una vos alta diciendo: <<a ellos, hijos», y embistió con treinta o treinta y sinco hombres al enemigo con tal valor que sin reparo del riesgo de morir a valazos, en breue tiempo mataron a muchos de la esquadra enemiga, quien viendo el estrago que ian (sic) hasiendo, se metieron en juida. Y siguiendolos dicho señor gouernador en su caballo, y otros a pie, en breue tiempo apricionaron veinte y mataron los restantes. Y luego se publicó la victoria por los nuestros, hauiendoauido de nuestra parte solamente la pérdida de tres hombres que mataron, tres heridos de riesgo, y otros también heridos no de cuidado, de que se halla el testigo hasta lo presente algo doliente, porque, al tiempo que el testigo tiró una lansada a un ynglés, vino otro por detrás y le dio un golpe al testigo que lo hizo caer sobre el mismo ynglés que auíalansiado, pues de no auerlefauoresido dicho señor gouernador, en auer en el mismo ynstantellebado de un vote de lanza al ynglés, sin duda lo vbieran muerto, por auer sido en el sitio de la primera vatería, en que reñían los yngleses, mirando los unos por los otros; cuia conseguida victoria atribuie el testigo más a fauordiuino que a fuerzas humanas, por lo mismo que deja dicho. Que es la verdad, so cargo de su juramento fecho, que es de edad de treinta años, poco más o menos[54].
Pero con la victoria conseguida no todo había finalizado. Las embarcaciones inglesas continuaban merodeando por las costas de Fuerteventura, donde hicieron nuevas capturas de navíos y mercancías transportadas. El comercio entre islas prácticamente se había paralizado y las pérdidas estaban llegando a un grado extremo.
En lo concerniente a Fuerteventura, este aislamiento se había convertido en un serio problema tanto para el abastecimiento de la propia isla como para la exportación de granos, dado que ésta, junto con la de Lanzarote, eran el granero de las restantes islas que integraban el archipiélago.
Tras valorar la situación, el Teniente Coronel Sánchez Umpiérrez dispuso un sistema de vigilancia en la costa, tanto de día como de noche, mediante guardias del personal de las milicias provinciales, en las que prácticamente estaban encuadrados todos los hombres de la isla; preparando también todos los sistemas defensivos de protección, para rechazar cualquier propósito de intento de invasión; con ello se aumentaba la defensa pero, al encontrarse empleados los hombres en estos menesteres, se abandonaban en gran medida los cultivos, tan necesario para el sustento y economía de sus habitantes.
Las vigilancias dieron su fruto, pues el día 24 de noviembre cuando aún no había amanecido, observaban como llegaba una embarcación a Gran Tarajal de la que desembarcaban 55 ingleses fuertemente armados.
Como había ocurrido la vez anterior, los ingleses se dirigieron hacia Tuineje, a donde llegaron y entrando en su iglesia comenzaron a robar y a hacer destrozos sin reparo alguno, pero no contaban con que los habitantes de la isla estaban en alerta y que el sistema de vigilancia implantado había funcionado. Antes de las primeras luces del día, Sánchez Umpiérrez y los Capitanes de las compañías de Tuineje, Tiscamanita, Agua de Bueyes, Casillas de Morales y Antigua, ya habían sido informados, marchando cada compañía al lugar de encuentro, previamente establecido.
Cuando el Teniente Coronel y la compañía de Pájara, que iba bajo su mando directo, llegaron al lugar convenido, observó que no había ni un solo hombre de las compañías citadas por lo que para no perder tiempo se dirigió con su unidad hacia Tuineje, donde al llegar pudo comprobar cómo sus oficiales, seguidos por los hombres de sus correspondientes compañías, desbordantes de optimismo por el triunfo de la batalla librada el mes anterior, la superioridad numérica y las armas arrebatadas en dicha contienda a sus enemigos, que en esta ocasión portaban, habían atacado y obtenido una rápida y completa victoria, la cual se desarrolló en la zona llamada Llano Florido.
Pero no todo fueron alegrías, pues la contienda había dejado por el lado isleño cinco muertos y, al menos, quince heridos.
Desatada la ira de los isleños y perdida la paciencia por las penurias y peligros a que estaban sometidos, sin dudarlo dieron muerte al enemigo, siendo sus bajas los 55 hombres que integraban su unidad.
Estas derrotas sangrientas debieron llegar a oídos de los corsarios ingleses, quienes a partir de entonces no osaron realizar ningún otro desembarco en la isla de Fuerteventura[55].
Entre los combatientes majoreros muertos en la batalla se encontraba el Capitán don José Soto, consuegro de doña María Manzano Ruiz, como ya señalamos más arriba, primera hija de don Lorenzo, quien por entonces tenía uno de sus hijos casado con otro del mencionado Capitán. Entre los heridos figuraron don Juan Blas Sánchez, hijo de doña María, quien en el año 1746 casaría con Inés Andrés de Llarena, hija del fallecido Capitán Soto[56]. Un último herido en la batalla, perteneciente a la familia, lo fue don Juan Manzano, cuyo parentesco con don Lorenzo queda patente, pudiendo tratarse de su propio hijo, hermano o sobrino, ya que los tres tenían ese nombre, como también hemos visto con anterioridad.
Fuera del ámbito familiar y de los quehaceres diarios en las labores labriegas de sus tierras, hemos conocido algunos pasajes de su vida que quedaron reflejados en diversos protocolos notariales, relacionados con el grano de la isla, con compras y ventas de terrenos[57].
En varias sesiones del Cabildo, como ocurrió en la celebrada el 17 de julio de 1708, su
nombre quedaría patente; en la misma fue acordado que reconociera el trigo y la cebada almacenada, debido al daño que le pudieran estar causando los insectos:
cometer al capitán Lorenzo Manzano para que con labradores, lo reconozca, y si no pudiere esperar, se le dé la licencia para embarcarlo[58].
En sesión celebrada el 1 de septiembre de 1727 a Cabildo Abierto, previa elección de los vecinos, fue nombrado Personero General de la isla; cargo que aceptó y que ejerció aproximadamente durante unos diez años:
Se reúnen para elegir Personero General y al efecto propone el Cabildo a la vecindad, para que de ellos elija, a los sujetos siguientes:[…]. Reunida la vecindad propone por personero a Lorenzo Manzano, a quien el Cabildo tiene por elegido…[59].
Tras aquellas contiendas con los ingleses y ya pasado poco más de un año desde las mismas, la vida de don Lorenzo llegaría a su fin; falleciendo en el pago de Agua de Bueyes, en su casa familiar; el sepelio tuvo lugar el 19 de febrero de 1742[60]; siendo sepultado, conforme a su voluntad testamentaria, en la capilla de Nuestra Señora del Rosario de la iglesia de Santa María de Betancuria, a cuya cofradía perteneció[61].
Aún ya fallecido, su nombre volvería a resurgir en una de aquellas sesiones que continuó celebrando el Cabildo, la correspondiente al 30 de agosto de 1744. Asistiendo a la misma el Señor de la isla, don Francisco Baptista Benítez de Lugo Arias y Saavedra, determinó, entre otros, el siguiente asunto:
Que en cuanto a las visitas generales, el Juez la anuncie en la cabeza de partido, por auto que hará saber al Síndico Personero, excusando llevar un Caballero Regidor, y que vaya a dicha visita el Síndico con testimonio de la Provisión de la Real Audiencia de 26 de Agosto de 1735 dada a pedimento del entonces Síndico D. Lorenzo Manzano, la cual contiene la ley Real de lo que debe llevar el Juez y sus ministros por los salarios de dicha visita y el tiempo y modo de hacerla…[62].
Tanto sus descendientes como los de su hermano Juan, extendieron el apellido traído por don Lorenzo desde la isla herreña por toda la isla majorera, pero con el transcurrir del tiempo y sucesivos enlaces fueron predominando otros, relegando a un segundo plano el de MANZANO, aún hoy existente en Fuerteventura pero con escasa representación.

4. FUENTES
Archivo Histórico Diocesano de Canarias (AHDLP).
Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (AHPLP).
Archivo de El Museo Canario.
Archivo de la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna.
Archivo Parroquial de La Antigua en Fuerteventura.

5. BIBLIOGRAFIA
-CHAPARRO D’ACOSTA, L. (1979). Heráldica de los Apellidos Canarios. Las Palmas de Gran Canaria: Estudios Técnicos del Blasón. (Tomo II).
-DE BÉTHENCOURT MASSIEU, A., y RODRÍGUEZ, A. (1992). Ataques ingleses contra Fuerteventura: 1740. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura.Servicio de Publicaciones. (2ª edición).
-ESPINOSA DE LA BARRERA, T.A. (1974). Índices de los protocolos pertenecientes a las escribanías de la isla de El Hierro. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios. (El autor recopiló los índices en dos tomos manuscritos. la transcripción de las fichas fue realizada por doña Francisca Moreno Fuentes, Archivera del Ayuntamiento de la Laguna).
-DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro. (Datos tomados de los libros parroquiales por D. TOMÁS ANTONIO ESPINOSA DE LA BARRERA. Depositado en la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna).
-DARIAS PADRÓN, D.V. (1927). Isla del Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX. (Trabajo copiado en el año 1927, de otro que hizo el párroco D. Andrés de Candelaria en Agosto de 1884). Depositado en la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna).
-GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M. (1983) La obra repobladora de Alfonso X en las tierras de Cádiz, pág. 13, en VV.AA.: Cádiz en el siglo XIII, Cádiz: Universidad/Diputación. Acta de las Jornadas conmemorativas del VII centenario de la muerte de Alfonso X, el Sabio, Cádiz, 1983, pp. 7-19.
-GUERRA CABRERA, I. El Archivo de Don Ildefonso Guerra Cabrera. Accesible en cuartodeapero.com.
-JUNYENT, C. (2013). Entre Linajes y Brumas. Una historia de la Población de El Hierro a través de sus matrimonios. Barcelona: Ciència en Societat, Fundació.
-ROLDÁN VERDEJO, R. y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008). Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones.
-ROLDÁN VERDEJO, R. (1968). El hambre en Fuerteventura 1600-1800. Tenerife: Área de Cultura Canaria de Tenerife.
-PLATERO FERNÁNDEZ C. (1992). Los apellidos en Canarias (españoles y castellanizados). Las Palmas de Gran Canaria: [s.n.]. P.413.
-QUINTERO REBOSO, C. (1997). El hierro, una isla singular. La Laguna: Centro de la Cultura Popular Canaria.
-SORIA MESA, E. (2007). La Nobleza en la España Moderna. Cambio y Continuidad. Madrid: Marcial Pons, ediciones de historia S.A.
-VV.AA., Nobiliario de Canarias (1962-1967). J. Régulo Pérez, cuatro tomos, La Laguna Tenerife.
- VV.AA., Revista de la Asociación Canaria de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme, Tomos II y III.
-ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE LAS PALMAS:
-Obligación del Tte. de Capitán Don Lorenzo Manzano, ante el escribano público de Fuerteventura Nicolás Gerónimo García Leal, el 3 de octubre de 1739, Legajo 3019.
-Protocolos Notariales.Escribano Felipe Fernández. Año 1742, ff. 329r-337r.Testamento de Lorenzo Manzano.
-Venta que hace el capitán Don Lucas Gutiérrez Peña ante el escribano público de Fuerteventura Diego Cabrera Betancor el 15 de febrero de 1705. Legajo 3010.
-ARCHIVO HISTÓRICO DIOCESANO DE LAS PALMAS:
  - Expedientes de dispensas matrimoniales de la parroquia de Betancuria.
         -Antonio Cabrera y Josefa Manzano.
         -Antonio Cabrera y María Manzano.
         -Francisco Manzano y Andrea Cabrera.
         -Juan Manzano y Josefa Pérez.
         -Lorenzo Manzano y Juana Cabrera.
         -Lorenzo Manzano y María Candelaria.
         -Lucas Cabrera y Florencia Ruiz.
         -Lucas Cabrera y Catalina Cabrera.
-ARCHIVO PARROQUIAL DE LA ANTIGUA (FUERTEVENTURA):
-Libros VI y VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria.
-Libros I, IV y V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria.
-Libros II y III de Defunciones de la iglesia de Santa María de Betancuria.




[1]GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M. (1983). La obra repobladora de Alfonso X en las tierras de Cádiz. En Cádiz en el siglo XIII. Acta de las Jornadas conmemorativas del VII centenario de la muerte de Alfonso X, el Sabio (P.13). Cádiz: Universidad/Diputación.

[2] No hay referencias documentales del significado de la inicial.

[3]DARIAS Y PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro, (Asiento 205).

[4]Para la filiación continuada de esta familia hemos seguido a Quintero Raboso (1997), pp. 250-254; el Tomo IV del Nobiliario de Canarias, p. 335, e Índices de los protocolos pertenecientes a las escribanías de la Isla de El Hierro, (1974), pp. 21, 43, 45, 134, 135 y 155.

[5]DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro, (Asiento 205).

[6]DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro,(Asiento 379).

[7] Los cuatro bautismos que tuvieron lugar respectivamente en los años que se citan, constan en el Trabajo copiado en el año 1927, por D. Dacio V. Darías Padrón, de otro que hizo el párroco D. Andrés de Candelaria en Agosto de 1884; inserto el mismo en el interior de un libro sin foliar, titulado:“Isla del Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX”. Depositado en la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna.

[8]DARIAS Y PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro, (Asiento 929).

[9]ESPINOSA DE LA BARRERA, T.A. (1974). Índices de los protocolos pertenecientes a las escribanías de la isla de El Hierro. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios. P. 252, (Asiento 2149).

[10] Consta en un Trabajo inserto en DARIAS PADRÓN, D.V. (1927)Isla del Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX”.

[11]DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro, (Asiento 683).

[12] Consta en un Trabajo inserto en DARIAS PADRÓN, D.V. (1927)Isla del Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX”.

[13]ESPINOSA DE LA BARRERA, T.A. (1974). Índices de los protocolos pertenecientes a las escribanías de la isla de El Hierro. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios.P. 331, (Asiento 2838).

[14] Ibídem, p. 336, (Asiento 2888).

[15] Para la ininterrumpida filiación de esta familia hemos tenido presente la siguiente documentación:expedientes genealógicos, 009/87, pp. 147-148, y,028/87, pp. 172-173, publicados, el primero, en el Tomo II de la Revista: Asociación Canaria de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme; el segundo, en el Tomo III de la misma; Roldán Verdejo y Delgado González, 2008, pp.415-416; el Tomo II del Nobiliario de Canarias, pp. 84, 88 y 89; Libro I de Matrimonios de Betancuria, p. 21, y, finalmente, el Expediente de Dispensa Matrimonial de Lorenzo Manzano y María Candelaria.
Conforme a la documentación señalada, comenzamos el origen de esta familia por la Princesa lanzaroteña, Teguise; he aquí la filiación: 
Teguise, hija de Luis Guadafría, Rey de Lanzarote desde 1393 y de la Reina Aniagua, su mujer, casó con el que fuera Señor de Lanzarote desde 1432 hasta 1448, Maciot de Bethencourt; señorío que heredó de su tío, el conquistador Jean de Bethencourt. Una de sus hijas, Inés Margarita de Bethencourt, que casó con Arriete Perdomo, Caballero francés que acompañó a Jean de Béthencourt en la expedición a la conquista de las islas. Fue hija de esta unión, Margarita de Bethencourt Perdomo, casada en Lanzarote con Juan Pérez de Munguía, infanzón vizcaíno, que llegó a las islas acompañando a doña Inés de las Casas Peraza y a don Diego García de Herrera y Ayala, su marido, para tomar efectiva posesión del señorío que ostentaban sobre las mismas. De este matrimonio nació Elvira Pérez de Munguía y Bethencourt, la cual casó con Luis de León “el Viejo”, nieto del Señor de Marchena, descendiente de los Ponce de León, Gobernador que fue de Lanzarote y Fuerteventura, a cuyas islas vino en los tiempos de los ya mencionados, doña Inés de las Casas y su esposo. Por el testamento de doña Elvira de 31 de octubre de 1560, se sabe que fue hijo suyo, Luis de León “el Valiente”, llamado así con motivo de sus hazañas en Berbería, en la batalla de Tafaraute, elcual ostentó los cargos de Gobernador y Maestre de Campo de Lanzarote. De su matrimonio con Ana de Cabrera Solier, hija de Diego de Cabrera Solier Umpierrez, llamado “el Bueno”, Gobernador y Capitán General de las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro; y de Catalina Luzardo de Franchy, nació su hijo Diego de Cabrera y León, Capitán de Caballos Corazas de la isla de Fuerteventura y Señor de Haría, nacido en 1527 quien casó con Inés de Grimanesa Melián, nacida en Lanzarote en 1535, hija de Lucas Gutiérrez Perdomo y Catalina Perdomo Melián, vecinos de Tahiche, y biznieta paterna del último Rey de Lanzarote, conocido después del bautismo por don Pedro Gutiérrez, como todo ello consta de la genealogía y limpieza de sangre que el matrimonio pasó ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en junio de 1585 (Archivo Acialcázar, leg. Cabrera). De entre los hijos habidos en su matrimonio, nació Lucas Gutiérrez de Cabrera, Capitán de la Infantería española y Gobernador de Fuerteventura, que casó el 12 de noviembre de 1604 con Isabel Hernández Perdomo, quienes procrearon, entre otros, a su hija María Cabrera, casada con Blas Hernández Sanabria, hijo de Melchor Hernández Sanabria y María Ruiz Umpiérrez; padres de Doña Florencia Ruiz, primera esposa de nuestro principal personaje, Don Lorenzo Manzano de León.

[16] Libro IV de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 138.

[17] Libro VI de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 138.

[18] Libro IV de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 288 Vtª.

[19] Libro VI de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 197.

[20] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 77.

[21]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 330v.

[22] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 144.

[23] Ibídem, p. 58 Vtª.

[24]AHPLP. Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio330v.

[25] Libro II de Defunciones de la iglesia de Santa María de Betancuria, pp. 200-201 y 207 Vtª.

[26] Libro VI de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 6 Vtª.

[27] Archivo Histórico Diocesano de Canarias (AHDLP). Expediente Dispensa Matrimonial de Betancuria, legajo 3. Lorenzo Manzano y Juana Cabrera.

[28]Su transcripción consta en el Libo V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, en dos páginas sin numeración.

[29] Ibídem libro citado, (página si numeración, a continuación del expresado Auto).

[30] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (Asiento 84).

[31] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 135 Vtª.

[32] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 209.

[33] Ibídem, p. 215 Vtª.

[34] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (asiento 790).

[35] Libro V de Matrimonios de la Iglesia de Santa María de Betancuria, p.224.

[36]ROLDÁN VERDEJO, R. y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008). Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones.PP. 13-21.

[37] Libro III de Defunciones de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 99 Vtª.

[38] AHDLP Expediente Dispensa Matrimonial de Betancuria, legajo 3. Lorenzo Manzano y María Candelaria.

[39] Libro VI de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, p.159.

[40] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 65 Vtª.

[41] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (Asiento 1068).

[42]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 334v.

[43] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (Asiento 1353).

[44]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 334v.

[45] Libro V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 15 Vtª.

[46]SORIA MESA, E. (2007). La Nobleza en la España Moderna. Cambio y Continuidad. Madrid: Marcial Pons, ediciones de historia S.A. PP. 134-135.

[47] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (Asiento 578).

[48] Ibídem, (Asiento 849).

[49] Revista digital Cuarto de Apero. El Archivo de don Ildefonso Guerra Cabrera, p. 173, (referencia 2124). Accesible en cuartodeapero.com.

[50] AHDLP Expediente Dispensa Matrimonial de Betancuria, 1755/06/09. Lorenzo Pérez y Florencia Ruiz.

[51] AHDLP Expediente Dispensa Matrimonial de Betancuria, 1766/09/05. Francisco Manzano y Andrea Cabrera.

[52] Libro VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María de Betancuria, (Asiento 1018).

[53]DE BÉTHENCOURT MASSIEU, A.,y RODRÍGUEZ, A. (1992). Ataques ingleses contra Fuerteventura: 1740. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura. Servicio de Publicaciones. (2ª edición).PP. 19-78.

[54] Ibídem, pp. 135-137.

[55] Ibídem, pp. 79-89.

[56] Libro V de matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 244 Vtª.

[57] AHPLP En este archivo pueden consultarse, como ejemplos a lo dicho, el protocolo fechado el 15 de febrero de 1715, realizado ante el escribano público de Fuerteventura Diego Cabrera Betancor, (Legajo 3010), o el efectuado ante el escribano público del mismo lugar, Nicolás Gerónimo García Leal, el 3 de octubre de 1739, (Legajo 3019).

[58]ROLDÁN VERDEJO, R. y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008). Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones. P. 25.

[59] Ibídem, p. 105.

[60] Libro III de Defunciones de la iglesia de Santa María de Betancuria.

[61]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 329 v.


[62]ROLDÁN VERDEJO, R., y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008). Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones.PP. 136-137














Printfriendly