lunes, 8 de junio de 2015

LA HUELLA CANARIA EN VENEZUELA


BEATRIZ PESTANA OSUNA

Desde pequeña siempre tuve gran curiosidad e inquietud al escuchar las historias de mi abuelita acerca de las Islas Canarias, entre muchas otras anécdotas en referencia a
Grabado de la autora: Se tuvieron que marchar
nuestro origen y costumbres familiares. Cada sobremesa familiar se convertía en banquete al deleitarme con las historias de abuelita. No faltaron nunca el sabor del gofio isleño, ni la receta secreta de la abuela del famoso mojo canario, el cual te daban a probar...pero jamás daban la famosa receta secreta... Por supuesto no podían faltar el cafecito negro hecho en la greca acompañado del pan de canilla tostado con queso blanco... que nos acompañó muchos desayunos y tardes de merienda en las tertulias familiares…
Soy la tercera generación nacida en Venezuela por parte de mi padre. Mi abuela Carmen Perera Arrocha, madre de mi padre Carlos Rafael Pestana Perera, fue la primera generación nacida en Caracas, a comienzos del siglo XX.
Mis bisabuelos Martina Arrocha Lorenzo y Melchor Daniel Perera Rodríguez, ambos canarios… así como muchos de sus antepasados, originariamente emigrados de Portugal, Andalucía y Toledo a las Islas… desde entonces somos Isleños … por allí desde el siglo XV, XVI… y pare de contar...
Martina nació en Tias, Lanzarote, en el año 1875. Emigró a Venezuela a los cuatro años de edad, en 1879, en compañía de sus padres y hermana: Rufina Lorenzo Rodriguez, 1844 oriunda de la villa de Garafía, en La Palma, Juan Arrocha Martin, de Tias, Lanzarote, y Epifanía de tan solo cinco años de edad. La abuela Rufina estaba encinta esperando su tercer retoño. Sebastián vio la luz en Venezuela a los tres días de llegada la familia al Puerto de La Guaira. 
Partida de bautismo de Martina Arrocha
Melchor Daniel nació en el Puerto de la Cruz en Tenerife, por allá en el año 1871… emigró a Venezuela, cerca del año 1892, con unos primos.
El abuelo Melchor iba en realidad a Cuba a reunirse con su padre Daniel Perera González, quien habia dejado las islas unos pocos años antes… ambos escapando de la milicia española … el barco en el cual viajaba Melchor naufragó en tormenta y encalló en la costa venezolana… así decidió el quedarse en Venezuela ya que “el destino me trajo aquí”... Un par de años más tarde, ya estando Melchor establecido en Caracas, en la zona de La Candelaria, habitada por toda una comunidad canaria… Melchor y Martina unieron sus vidas en matrimonio en el año 1894. Ellos nacieron, casaron y murieron como canarios, aún estando en Venezuela el resto de sus vidas. Nunca renunciaron a su ciudadanía española... Hablaban de las Canarias con esa nostalgia…
Melchor Perera
La abuela Martina siempre compartía su último recuerdo vivo en la memoria de las Canarias… el abrazo de despedida de su tía quien les había acompañado a subir al barco en Tias, Lanzarote, antes de partir, y a quien nunca más volverían a ver…
Cómo era ese carácter canario que observé siempre con admiracion, curiosidad, respeto y hasta un poco de miedo, pues eran de carácter fuerte...especialmente cuando nos llamaban por los dos nombres... ...una combinación de melancolía con dulzura y alegrías… mujeres y hombres fuertes que tuvieron que enfrentar mucha adversidad en nuevas tierras… siempre tener esperanzas, mirar siempre adelante, por un mejor futuro… no mirar atrás… les envolvía un aire de misterio y secretos de un pasado en las islas del cual nunca quisieron hablar… solo entre bromas y risas… detrás de la cual tal vez se salían unas lágrimas... a la abuela se le escapaban anécdotas de ‘La Suprema’ era terrible… los Perera somos de los "cristianos nuevos", eso se sabe en la isla pero de eso no se habla aquí ni allá … en la isla había hambruna y sequía… tantos tuvieron que partir eran muchos… los barcos eran pequeños, de madera… crujían… no eran los cruceros de hoy día, tomaba a veces hasta cinco meses para llegar… venimos de gente muy trabajadora, honesta y humilde pero muy orgullosos de ser quienes somos, con gran personalidad, sentido de origen y unión familiar, orgullosos de ser “isleños,si alguien les preguntaba de donde provenían decían siempre “canarios” curiosamente no hablaban nunca de España … una que otra referencia se salía respecto a ‘la limpieza de sangre’ que exigía España ... al origen converso… las profesiones que les permitían eran solo las artesanales … abuela Carmen me contaba que no les permitían estudiar otras profesiones … tantas historias contaba mi abuela… todas estas historias que enriquecieron mi infancia sembraron esa semilla de la curiosidad, del querer saber, el desempolvar el pasado para entender y honrar la memoria de los nuestros… Abuelos … ¡benditos abuelos!
La familia de mi madre también tiene su memoria y huella canaria… por parte de los Vázquez, Paz, Delgado… eran de Santa Cruz de Tenerife… y por parte de los Oropeza y Viera de la Orotava, Tenerife… Don José Hernández de Oropeza, nacido en La Orotava, llegó a Venezuela  a finales de la época colonial. Hijo de Don Tomás Hernández de Oropeza y de Doña Catalina Viera de Mendoza Hurtado, ambos también de La Orotava. Don José Hernández de Oropeza casó, el 22 de mayo de 1725, con Doña Francisca Rosalía de Urrieta y de Silva, en Carora, Venezuela, cinco frutos nacieron de ese matrimonio del cual desciendo por líneas maternas.
Martina Arrocha con uno de sus hijos
De los recuerdos más hermosos de la abuela Martina el que ella siempre me daba un caramelito de fresa que sacaba del bolsillo de su delantal cuando ya la cansaba de tanto preguntar... ese recuerdo del presente dulce con la esperanza de un mejor porvenir…
Abuela Carmen siempre me pidió que visitara Canarias algún día ya que ellos no lo iban a poder hacer… de memoria me aprendí los nombres, guiada por ella, al terminar cada historia … recuerda: “Tenerife, papá Melchor; La Palma, abuela Rufina; Lanzarote, mamá Martina… en el resto van también los de tu mamá… La Gomera, Fuerteventura, El Hierro, Gran Canaria… a caray!  y hay una isla pequeña que le llaman La Graciosa!... Venezuela… esa se convirtió en nuestra octava isla...”
...Ese deseo de mis abuelas lo logré cumplir en el verano del ano 2011 cuando fui a las Canarias por primera vez… esperando no será la ultima…  gracias al primo Panchin González Perera, en donde me reuní con familiares de las abuelas por parte de los Perera y Arrocha que jamás dejaron las islas, quienes siempre se encargaron de enviarle a las abuelas en Venezuela, puntualmente cada año, en cajas de madera los turrones, el vino, el gofio, y los quesos de cabra deliciosos… preservando así aún más  nuestra memoria canaria… hasta la presente generación que llevamos siempre la huella canaria en la memoria…



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